miércoles, 15 de julio de 2009

De la mano

Un cuarto de hotel con vista al futuro, un pasillo de ida y nada de retorno. Una cama, una mesa, una silla, dos cuerpos. La tarde-noche, una estrella; tú con hambre. Un chicle para ti, un cigarro para mí y un sólo sueño para ambos. Mi esperanza, tu realidad.
En la cama las sabanas descompuestas, la humedad del sexo, los rastros de la entrega, el campo de batalla terminada en tregua pactada, tu aroma y el mío, mezcla de generaciones distintas. Dos personas fundidas en un cuerpo, silencio: Respiraciones agitadas, entrecortadas y en ese momento; una sola alma.
En la silla la ropa, mudos testigos desnudos de cuerpos, una chamarra, ropa interior amontonada, tres monedas en el piso, un boleto de regreso.
En la mesa envolturas rotas con ansias, dos vasos, uno lleno el otro a menos de la mitad, dos botellas de agua que no saciaran la sed de tenerse, una lámpara, media luz, tú y tu brillo iluminando el cuarto, el cuarto de mi alma, dos condones de reserva.
Junto a la ventana de espaldas un cuerpo desnudo, tu cuerpo, mirando de reojo en dirección de los recuerdos, recordando el cuerpo que antes estuvo contigo, comparando el cuerpo de ahora, soltando un beso al aire, soltando un suspiro, comparando. Gozando.
Otro cuerpo desnudo, el mío abrazando tu espalda, contándote tristezas, lastimando sin querer tu entereza, dejando en la piel recuerdos, fantaseando realidades, soñando, soñando. Viviendo. Tu cuerpo y mi cuerpo, un sólo cuerpo. Materia sobre materia, almas fundidas a un tiempo, en un espacio, un beso.

Y nuevamente a la batalla, movimiento rítmico acompasado, muy despacio explorando tu cuerpo, rítmicamente gozando, amando, sudando, caricias y mas caricias y de pronto un grito ahogado, el termino del sexo, el principio de una historia, más humedad, tibia humedad, lluvia de semen.

Recuerdo que recuerdo tu nombre, tus labios, tu cuerpo fundido en el mío, mi cuerpo dentro del tuyo, el olor de tu pecho, y de un lugar a otro tu alma, tu cuerpo y todos los centímetros recorridos por mis besos, el siglo que medí a besos de pezón a pezón, recuerdo tu aliento, tu aroma, tu pelo, tu cabeza en mi pecho, la cama, el cuarto de hotel, la silla, tu cuerpo y mi alma desnudos, el calor de tu cuerpo en mi cuerpo, la paz de tu alma en mi alma.

Eso fue hace tanto, lo recuerdo. En fin, de nuevo el adiós de toda la vida. Un silencio alimentando la distancia, más tabaco, más insomnio, triste cama, triste alma, soledad, recuerdos, recuerdos, recuerdos.

Hoy me voy de ti, me voy a otra parte y me llevo de la mano tu recuerdo.



Due®

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