jueves, 1 de julio de 2010

Enamorada.

En ocasiones por la madrugada me asomo a la ventana, una ojeada al frente, a cada lado y nada pasa, acaso la sombra de la colegiala enamorada a la que le descubrieron el amor sus padres el día que los tacones le dejaron de repiquetear. La miro enamorada caminar flotando, su andar desparrama aroma de miel y mirra cuando agita la cabellera y su mirada traspasa infinitos. Es seguro que no piensa y menos aún en el futuro, sólo camina eternamente de la escuela a la casa. Cada que la miro siento cual si fuera un eco, una reverberación del tiempo, una postal del sentimiento. Creo que si el amor no fuera tan ciego el día que murió hubiera visto a tiempo el autobús que la atropelló, por lo menos diez segundos antes. Due® 30.6.10

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