jueves, 11 de febrero de 2010

el camino

Prácticamente he olvidado todo, incluso el nombre de la hiena de mi madre que me vendió como carne de rastro abierta en canal a los albañiles de una construcción cercana. ¿Mi padre? No lo conocí, puede ser que hasta seas tú, anda, dime, sólo como descargo de tu conciencia, ¿nunca abandonaste a una vieja embarazada? ¿No?, bueno eso ya no tiene importancia, tal vez nunca lo supiste.

Lo que no puedo olvidar son los olores, el olor a sudor mezclado con cemento, el olor del semen descompuesto y el olor del dolor hijo de puta en cada músculo, en el orgullo, en las nalgas, en el alma y en cada hueso.
Sí, el dolor tiene un olor, es de un salado alargado, se percibe con el paladar, no con la nariz. Sí lo sabré yo que lo he paladeado tantas veces, no, de verdad eso no se olvida ¿Cómo olvidarlo si en ese tiempo yo tenía sueños y apenas 15 años?. Te lo cuento por mí, por mi propio bien, al fin que tú no se lo podrás contar a nadie.
En cuanto me den la orden todo será para ti muy rápido, sentirás en el paladar el sabor del dolor, es lo único que te vas a llevar.

Ha de ser de ese pasado de donde me han nacido los rencores, las iras y las ganas de no arrepentirme de nada dos horas después de meterte una bala en la nuca. También de remordimientos se bastante, sé que cuando uno es la victima no duerme, no vuelve a soñar, en cambio el cabron victimario se lava las manos, quizás dos o tres misas y lista, su conciencia queda como recién salida de la lavandería.

Tú me has de perdonar, y si no ni modo, te juro por el altísimo que no es nada personal, te platico esto para que me justifiques tú en tus últimos ruegos, esto que te voy ha hacer ya lo platicaré con el Señor, si es que existe, o con el diablo, si no resulta que también él tiene ética, me fajaré los pantalones y hablare cara a cara con cualquiera de los dos cuando me toque mi turno de dejar este cuerpo de mierda.

Has de saber que ahora a mis 19 años aún tengo metas. Bah, ¿sueños?, tengo metas aunque no lo creas, y también sé que se han de cumplir, sé bien sé que mi destino es ser el brazo ejecutor de esta banda de malditos, ¿brazo ejecutor?, mejor dicho homicida, ¿por cuanto tiempo? Eso no lo sé, pero jamás tuve ninguna oportunidad en la vida. Ya es el momento de forjarme el destino, de iniciar el camino a mi meta, arrodíllate, de verdad lo siento por ambos, pero dime; ¿tú que harías en mi lugar?


Due® 11.2.10

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fuerte, una prosa fuerte y que me recuerda a mi en tantos párrafos.
Qué haría? Vivir, tan simple como eso. Quien no aprendió a querernos no nos querrá jamás, ni aún desde el infierno, entonces, vale la pena ensuciarnos? No. El mundo es lo suficientemente grande como para que cada quien tenga su espacio y aprenda a ser feliz a su modo.
Las oportunidades siempre vienen de la mano de la vida, no de la muerte, entonces "a vivir", hay mucho por hacer en este mundo, no perdamos tiempo con lo que no tiene caso.

Me gustan tus poemas, me gustan tus prosas. Me gusta cada idea, cada palabra, cada verso. Siempre me han gustado y hoy, como tantas veces, te sigo leyendo. Un abrazo grande a tu alma de niño.

Anónimo dijo...

Se me ocurrió dejarte este comentario aquí donde firmé vez pasada. Quería decirte que no se me permite leer los comentarios de tu blog "papeles en el cajón". Ayer pude comentarte, pero me quedé sin conocer tu respuesta, si es que la hubo porque bueno, no puedo entrar, supongo que por ser anónimo lo tengo prohibido y está bien, está muy bien.
Bueno, te seguiré leyendo, aquí o en mp, en silencio, sólo quería que lo supieras...aunque dudo que pases por aquí, no importa, te dejo un beso y un abrazo grandote Francisco, gracias por soportar mis eternas intervenciones.

Flor

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